Sin duda, el príncipe de los 4x4. Si al Range Rover se le consideró desde siempre el rey, al Sport deberá calificársele como digno heredero de la corona off road. El Sport debemos situarlo, por tamaño, a mitad de camino entre el Range y el anguloso Discovery. Su plataforma, definida como Integrated Body-Frame, está construida sobre un bastidor monocasco y largueros de refuerzo. De su diseño exterior destaca su alerón trasero y su parabrisas más inclinado, que nos muestran una aerodinámica muy cuidada.
En el interior, la menor batalla condiciona la habitabilidad de éste frente a sus hermanos. Pero el resultado es más que razonable. Además, aplaudimos la huída del gigantismo del Discovery. En este sentido, debemos calificar de bueno el espacio de las plazas posteriores y el dedicado al maletero, mientras que tan sólo las plazas delanteras se han visto ligeramente comprometidas. En esto también tiene algo que ver el túnel de la transmisión, demasiado alto, lo que condiciona la posición del selector de cambio; forzando demasiado la postura al volante. Hay que destacar la buena sujeción lateral que tienen sus asientos, algo que suele fallar en muchos todoterreno de gran solera.
Hay que reconocer que la mecánica nos ha dejado un poco fríos, sobre todo después de haber conducido el Supercharged, auténtica bestia parda de los TT. Su comportamiento es sólo correcto y el tiempo que se toma para romper las inercias es un poco desalentador. Una vez lanzados, el ritmo es alegre y el cambio secuencial de seis velocidades ayuda mucho. Pero como norma general deberemos ponerlo en la posición sport, salvo que estemos de paseo; otra opción es no ser perezosos con el modo secuencial.
Electrónica a raudales
Es impresionante la electrónica que contiene el paquete Dynamic Response. La combinación de diferentes sistemas de ayuda a la conducción trae como resultado un comportamiento absolutamente seguro en cualquier circunstancia de la vía. En campo, la electrónica también es la encargada de proponernos soluciones a las dificultades del camino, bajo cinco supuestos de conducción: general, hierba/gravilla/nieve, barro y surcos, arena y avance lento en rocas. La combinación de los diferentes sistemas electrónicos con la suspensión neumática regulable en altura y la caja de reductoras, consiguen un resultado impresionante. Ya comentamos en su día que el Discovery Response obraba imposibles, ahora el más pequeño Range Sport mejora a su predecesor, algo lógico si tenemos en cuenta sus cotas menores y su peso más liviano.
Neumáticos mejorables
El único ‘pero’ que tuvimos durante nuestro entretenido recorrido fueron los neumáticos, su específica cualificación para circular por carretera los hace muy vulnerables a las circunstancias de la ruta. Algo fácilmente solucionable con unos específicos de TT que perjudicarán ligeramente la comodidad en carretera.
