Luego, en los años cincuenta y sesenta, la tecnología y la eficiencia de los autos de carrera llegó al ámbito cotidiano, y pronto los más audaces vehículos deportivos de Grand Touring se transformaron en los primeros superautos. Los coches fabulosos de hoy en día representan el mayor logro de una automotriz en cuanto a estilo, tecnología y eficiencia, si bien siguen rindiendo homenaje a los vehículos precursores que los precedieron. Aunque en estos casos siempre resulta difícil decidirse, hemos preparado una lista de los diez autos deportivos más carismáticos e influyentes que alguna vez han adornado el asfalto.
Mercedes-Benz 300 SL (1954) (también conocido como “Gullwing” o “alas de gaviota”)

El Mercedes Benz 300 SL fue creado originalmente como un auto de carrera, el W 194, tal como sucede con la mayoría de los mejores coches deportivos. A pesar de que la automotriz alemana no tenía intenciones de fabricar una versión homologada para calle, Maximilian Hoffman, el importador oficial de autos Mercedes-Benz en los Estados Unidos en ese momento, presionó para lograr traer un coche deportivo que pudiera venderles a sus clientes de alto poder adquisitivo.
Dado que el W 194 reunía todos los requisitos, la automotriz dio luz verde a la producción. Y así nació el 300 SL (o W 198). Si bien pueden parecer un detalle genial, las puertas del “Gullwing” no están allí solo por ser vistosas. En realidad, surgieron como una solución práctica a un problema de ingeniería. Para incrementar la estabilidad, la estructura tubular del 300 SL se eleva bastante sobre los laterales del vehículo, lo cual hace imposible usar puertas tradicionales. Por eso, la fábrica con sede en Stuttgart ideó una puerta que abre hacia arriba –de ahí viene la apariencia de ala–. Otro detalle especial es el motor de seis cilindros con inyección directa de combustible. Este sistema, el primero en su tipo, ayudó a que el motor 3.0 de 6 cilindros en línea del 300 SL alcanzara una potencia de 215 caballos de fuerza. El SL ofrecía un desempeño rápido y preciso en las curvas, una extraordinaria aceleración y suficiente torsión como para asegurar buena fuerza de arrastre a cualquier velocidad.
AC Cobra Mark III Shelby (1965)
En 1963, el ex piloto Carroll Shelby montó un motor Ford de 8 cilindros en V de bloque pequeño y válvula elevada bajo el capó de un AC Ace descapotable (roadster) diseñado en Inglaterra y así marcó un hito. Llamó a esa creación AC Cobra Mark I Shelby. Para ubicar el enorme motor 4.3, los ingenieros de Shelby reforzaron el chasis tubular del Ace, ampliaron los guardabarros para colocar neumáticos más anchos e instalaron frenos de disco en las cuatro ruedas. También incluyeron una mejor transmisión, la Borg Warner manual de cuatro velocidades, y añadieron un diferencial de deslizamiento limitado. Cerca de 75 Cobra Mark I se fabricaron antes de que Shelby comenzara a armar el roadster con un motor aún más grande: 4.7 y 8 cilindros en V. En 1963, presentó la versión Mark II, a la que había agregado dirección de cremallera. Luego, en 1965, este tejano de gran estatura creó, en cooperación con Ford, el Cobra Mark III, el más famoso de todos los Cobra. Fabricado con un chasis tubular más resistente y suspensión trasera con muelles, el Mark III estaba impulsado por un atronador motor Ford 7.0 de 8 cilindros en V, que rendía 425 caballos de fuerza en condiciones estándar y 485 adaptado para pistas. En este último caso, alcanzaba una velocidad máxima cercana a las 190 mph (305 km/h), algo inédito para la época. El AC Cobra Shelby acumuló un récord envidiable en las competencias, que incluyó una victoria sobre la supuestamente “invencible” escudería Ferrari en el torneo mundial de fabricantes de autos GT, en 1965. Actualmente, es uno de los autos de colección más buscados y supera las siete cifras en subastas y en ventas de coleccionistas privados.
Lamborghini Miura (1966)

Disgustado por la atención al cliente de Ferrari, el italiano Ferruccio Lamborghini, exitoso industrial y fabricante de tractores, decidió construir sus propios autos deportivos. En la exhibición de autos de Ginebra de 1966, presentó la que podría considerarse su más grande creación hasta el día de hoy: el estilizado e increíblemente hermoso Miura, llamado así por una raza de toros de lidia. Diseñado por Marcello Gandini, famoso por crear modelos deportivos de estilo agresivo, original y futurista, el Miura se convirtió en el primer superauto moderno. Contaba con un motor 4.0 de 12 cilindros en V y 345 caballos de fuerza, montado en posición central y transversal detrás de los asientos, y podía alcanzar más de 170 mph (272 km/h). El Miura aceleraba de 0 a 60 mph (96 km/h) en 6,7 segundos. Entusiasmado con el éxito del nuevo vehículo, pocos años después Lamborghini lanzó un sucesor aún más innovador: el Countach, también diseñado por Gandini.
Porsche 959 (1986)

Veinte años después del lanzamiento del memorable 911, Porsche quiso saber hasta dónde podía insistir con un modelo con motor trasero. La versión para autopista del 959 fue presentada en el Salón del Automóvil de Francfort en 1985. El diseño era una interpretación de avanzada del 911, que incluía paneles fabricados con diversos materiales. Este rasgo mantuvo el peso por debajo de las 3200 libras (1,45 toneladas) a pesar de la carga extra que representaba el sistema de tracción en las cuatro ruedas con control electrónico, una característica sin precedentes en los autos deportivos de ese tiempo. El 959 estaba impulsado por un motor “boxer” 2.85 de 6 cilindros con turbocompresores secuenciales que rendían cerca de 450 caballos de fuerza, suficiente para una aceleración 0-60 en 3,6 segundos y una velocidad máxima de 197 mph (315 km/h). El 959 inspiró la siguiente evolución del 911 Turbo y varias aplicaciones con tracción en las cuatro ruedas. Se fabricaron menos de 400 unidades, que hoy son piezas muy valoradas.
Acura NSX (1990)

Honda, la empresa matriz de Acura, fabricó el NSX durante los días de gloria de la compañía en las competencias de Fórmula Uno. El automóvil exhibía mucho de la tecnología de pista de Honda, por ejemplo, un chasis monocasco de aluminio ultrarrígido y ultraliviano (utilizado por primera vez en un auto de producción en serie), suspensión de aluminio, bielas de titanio, pistones forjados y altas prestaciones. Estaba impulsado por un motor 3.0 de 6 cilindros en V montado en el medio del vehículo, que rendía 270 caballos de fuerza, otorgando suficiente potencia como para desafiar a cualquier auto exótico europeo. Gracias a una carrocería fuerte y a la suspensión de aluminio, el NSX ofrecía un andar firme y una conducción excelente. Y un beneficio extra: era un vehículo superconfiable; muchos rodaron más de 100.000 millas (160.000 km). Hoy en día, el NSX todavía es considerado el auto exótico más confiable que se haya fabricado.
McLaren F1 (1994)

Después de ganar 15 de 16 carreras de Fórmula Uno, en 1988, McLaren Cars resolvió expandir sus operaciones y fabricar un superauto homologado para calle. La idea era que tuviera una elevada relación potencia-peso, pero que pudiera usarse en la vida diaria. El sudafricano Gordon Murray, director técnico de la automotriz, y el diseñador Peter Stevens decidieron construir un auto pequeño empleando componentes livianos y un motor grande, normalmente aspirado, de 12 cilindros en V. Al igual que en un coche de carrera, Murray ubicó el asiento del conductor en el centro del F1 para proporcionar la mejor vista posible de la carretera. Por lo demás, el F1 carecía de prestaciones de manejo: no tenía control de tracción ni ABS ni frenos de potencia ni dirección asistida. Gracias a una carrocería monocasco de fibra de carbono, este cohete terrestre pesaba solo 2500 libras (1,13 toneladas), casi lo mismo que un Mazda Miata. No obstante, a diferencia del Miata, el F1 funcionaba con un motor 6.1 diseñado por BMW, que rendía 627 caballos de fuerza, lo suficiente como para acelerar de 0 a 60 mph en 3,2 segundos y llegar al cuarto de milla en 11,6 segundos. La velocidad máxima de 231 mph (369 km/h) del F1 aún no ha sido igualada por ningún auto de producción con motor normalmente aspirado.
Ferrari Enzo (2003)

Para celebrar su primer Campeonato Mundial de Fórmula Uno del nuevo milenio, Ferrari decidió fabricar un superauto totalmente nuevo, que incorporara algunas de las tecnologías que convirtieron a Michael Schumacher, el piloto alemán de F1, en quíntuple campeón del mundo. Si bien la escudería Ferrari es famosa por haber creado algunos de los vehículos más veloces y refinados del planeta, este era especial: tenía una carrocería de fibra de carbono, transmisión secuencial y frenos de disco de carbono-cerámica. También presentaba una aerodinámica activa y control de tracción. Le daba potencia un motor 6.0 de 12 cilindros en V, de 660 caballos de fuerza. El Enzo, llamado así en honor al fundador de la empresa, podía alcanzar las 230 mph (368 km/h), acelerar hasta 60 mph en cerca de 3,15 segundos y recorrer el cuarto de milla en 11 segundos. Se fabricaron 399 autos. El coche número 400 se construyó tiempo después y fue subastado en más de 1,3 millones de dólares para ayudar a las víctimas del tsunami de 2004.
Bugatti 16.4 Veyron (2006)

Este Bugatti es puro exceso, al igual que la mayoría. Como lo prometió el entonces presidente del Grupo Volkswagen, Ferdinand Piëch (la marca Bugatti pertenece a VW), el 16.4 Veyron se ha convertido realmente en el automóvil de producción más veloz, potente y caro de la historia. Esta cupé de tamaño considerable lleva un motor 8.0 de 16 cilindros alimentado por cuatro turbocompresores. Posee un rendimiento máximo de 987 caballos de fuerza. Con una caja de mando secuencial de siete marchas y doble embrague, y tracción en las cuatro ruedas , el Veyron alcanza las 60 mph en menos de 2,5 segundos, recorre el cuarto de milla en poco más de 10 segundos y llega a una velocidad máxima de 253 mph (404 km/h). Menos mal que los frenos de carbono con ocho pistones de titanio al frente y seis atrás pueden detener a esta mole de más de 4100 libras (2 toneladas). Ah, y también consume más que ningún otro auto, con una calificación de economía de combustible del EPA (Departamento de Protección del Medio Ambiente) de 7 mpg en la ciudad y 10 en autopista. Si quisiéramos comprar un Veyron (aunque están todos vendidos), probablemente tendríamos que desembolsar más de 2 millones de dólares.
Audi R8 (2008)

El R8 es el resultado del excelente esfuerzo inicial de Audi por fabricar un verdadero auto deportivo. Llamado así por el espectacularmente exitoso prototipo de la automotriz germana, el R8 presenta una elegante carrocería de aluminio con una estructura-marco de tecnología space frame. El motor 4.2 de 8 cilindros en V rinde 420 caballos de fuerza, está montado en posición central y queda a la vista bajo una cubierta de vidrio. Acelera a 60 mph en 4,3 segundos y recorre el cuarto de milla en 12,75 segundos, con tracción estándar (llamada “Quattro”) en las cuatro ruedas y caja de cambios de seis marchas con embrague manual o automático (opcional). Sin embargo, no son los números los que hacen espectacular al R8, sino la excelente combinación de un singular nivel de conducción, el impresionante sonido del motor y una calidad excepcional en el andar, el confort y los detalles de fabricación. Y ofrece todo esto a un precio muy ventajoso comparado con los actuales autos de su tipo. Las unidades del R8 están vendidas hasta el 2009, pero Audi está desarrollando un roadster R8 y versiones más potentes con motor V10 de gasolina o V12 diesel.
Chevrolet Corvette ZR1 (2009)

Tal vez la más reciente versión del Corvette no tenga la estirpe de sus extravagantes pares europeos, pero sí posee la potencia, el rendimiento, la conducción, la capacidad de frenada y la elegancia necesarias para competir con lo mejor de su generación –y aún no se está fabricando a pleno–. Bajo su chasis de fibra de carbono se aloja el nuevo motor LS9 supercargado, una versión 6.2 del legendario “bloque pequeño” del Chevy, que produce una potencia de 638 caballos de fuerza. El chasis del ZR1 combina aluminio con magnesio a fin de darle más resistencia y reducir el peso. Para hacerlo aún más estilizado, los paneles de la carrocería están fabricados con polímero y fibra de carbono. El ZR1 trae de serie una suspensión con dureza ajustable (magnetic selective ride), que lo vuelve increíblemente refinado y silencioso en ruta. En cuanto a los frenos, viene con unos fantásticos discos cerámicos reforzados con fibras de carbono desarrollados por Brembo, que detendrán al ZR1 en poco espacio. Chevrolet sostiene que el ZR1 acelera de 0 a 60 mph en 3,4 segundos, recorre el cuarto de milla en 11,3 segundos y alcanza una velocidad máxima de 205 mph (328 km/h). Realmente muestra un desempeño digno de un superauto a un precio básico sorprendentemente accesible: 103.000 dólares.
También merecen mencionarse otros automóviles que se destacan por lo que significan y por ser pura diversión y una belleza absoluta:
Jaguar E-Type (1961)
Ferrari 275 GTB/4 (1966)
BMW 2002tii (1972)
Audi quattro (1980)
Lotus Seven Series II (1965)
Lancia Stratos HF (1973)
Dodge Viper (1992)
Nissan GT-R (2009)




