Confesiones/reflexiones de un ambientalista
Por Alexander Bonilla D. alebodu@hotmail.com
Hace 30 años, decíamos que los bosques de Costa Rica se acabarían entre los años 2000 y 2015. Nos equivocamos, hoy los bosques se recuperan gracias al programa de servicios ambientales.
Hace 30 años, combatimos la instalación de un oleoducto porque iba a acabar con la riqueza pesquera y ecosistemas importantes. Lo construyeron en Panamá cerca de la frontera nuestra y nada ha pasado. La vida continuó y no hubo catástrofes ecológicas desde su construcción y operación.
En l972, el Club de Roma nos dijo que en el año 2000 llegaríamos a los límites del crecimiento en el planeta Tierra y que a finales de siglo muchos de los recursos naturales se acabarían. Aquí estamos, las predicciones no funcionaron y esa ecología catastrofista que muchos predijeron no se cumplió.
Ante el concepto Maltusiano, sobre del crecimiento exponencial de la población y la destrucción de los recursos naturales, nos imponían la necesidad de detener y controlar el crecimiento en ese momento. Hoy habemos más de 6.000 millones de habitantes y seguimos creciendo, vivimos más años y con mejor calidad de vida.
El informe del Club de Roma también nos mencionó que el petróleo se acabaría en 1990. Aquí estamos, seguimos dependiendo del petróleo, por lo menos hasta finales del siglo 21. Se nos dijo que los incendios de los pozos de petróleo de Kuwait durarían por años y que el daño ambiental seria irreparable, pero no fue así, los apagaron rápido y los ecosistemas se recuperaron.
Además, se nos dijo que no había que usar plaguicidas porque estábamos envenenando al mundo. Cuarenta años después, aquí estamos, seguimos usándolos y todo parece indicar que no se dejarán de utilizar con tal de abastecer de alimentos a la humanidad.
Desde hace 30 años educamos ambientalmente a los costarricenses. Pero cometimos el error de utilizar esta ecología catastrofista e informamos solo de una parte del ambiente, lo ecológico. No profundizamos en lo económico y social y aún se sigue cometiendo este error. Creamos “ambientalistas” que se oponen a todo, sin visualizar el equilibrio que debe mantenerse en la búsqueda del desarrollo sostenible.
Y así podríamos seguir enumerando errores basados a veces en predicciones, en programas computacionales. La realidad al cabo de los años, nos ha demostrado otras cosas. La vida continúa y hay nuevas tecnologías para enfrentar los retos del crecimiento.
Ahora bien; no nos arrepentimos de haber participado de esa “ola ambiental”. En aquellos años no se tenían los instrumentos administrativos, judiciales, tecnológicos, comunicativos, entre otros que tenemos hoy. No podemos decir que hay culpables específicos. Todos, incluyendo los medios de comunicación hemos pecado del “catastrofismo ecológico”.
No nos arrepentimos porque lo hicimos basados en la información que se nos brindó en el momento y bajo un espíritu de sinceridad y honestidad que es posible nos llevara al error y a la exageración.
Hoy, al cabo de 30 años y pico de estar en el mundo del ambientalismo, reflexiono sobre mí actuar. Pienso si lo que nos dicen sobre del calentamiento global y la crisis futura del agua será cierto. O si al cabo del tiempo, las predicciones catastróficas serán superadas por la nueva tecnología y descubrimientos, como ha sucedido en el pasado. ¿Habrá realmente una crisis con los recursos naturales o la crisis será de otro tipo?, ¿política, militar, de consumismo de drogas, falta de amor y solidaridad? Porque con solo lo que se gasta en las guerras actuales podríamos salvar de la miseria a casi todos los pobres del mundo, tener acceso a agua potable, reforestar y recuperar ecosistemas degradados en todo el mundo.
En Costa Rica, con lo que cuesta un portaviones o un avión de guerra de última generación consolidaríamos nuestros parques nacionales y reservas, resolveríamos el problema de la contaminación del río Grande de Tárcoles, el problema de la basura y muchas otras cosas más….¿Qué no haríamos con nuestra biodiversidad, si la plata que se gasta en drogas se diera a la investigación de la naturaleza?
En fin, no me arrepiento de nada en las luchas ambientales brindadas. Eran necesarias en su momento y circunstancias. Y hay que continuar con ellas, porque hoy los desafíos son otros y contamos con el alcance la tecnología de la computación y los nuevos descubrimientos. En esto soy optimista, pero creo que el mayor reto es cambiar es la mentalidad de las personas, para que comprendan que se necesita equidad y solidaridad ambiental entre el planeta y los seres humanos.